Curaduría Yainet Rodríguez

Galería Fucina des Artistas, La Habana, Cuba [2016].
Durante siglos las ciudades han sido asociadas a las civilizaciones y han estado en el corazón de los grandes acontecimientos económicos, políticos, sociales y artísticos. El proceso de industrialización y de crecimiento físico de las áreas urbanas en la era global ha desplazado lentamente la percepción de la ciudad como ágora, es decir, lugar de reunión, de convivencia, del pensar y de decisión, a la ciudad en tanto hecho cultural holístico, social y productivo.
En la actualidad, el grueso de la población mundial reside en zonas urbanas, lo que significa que la vida humana está condicionada por modelos de gobernanza y de gestión asociados a los servicios, la captación de capitales y a la cultura. En Cuba, por ejemplo, esa cifra asciende al 77%. Siendo así, es posible concebir las ciudades como un producto de la intervención de sus actores sociales sobre procesos materiales y políticos. La variabilidad de modos en que emerge la relación de dichos actores con el espacio y el tiempo revela la particular dinámica urbana de cada contexto.
En la ciudad, que es hoy día expresión misma de nuestras sociedades, se centra esta exposición. A diferencia de otros proyectos curatoriales que se han perfilado hacia la ciudad, el núcleo de atención de Hábitat no es el déficit de inmuebles, el deterioro de las infraestructuras, el espacio público y el fondo edificado, entre otras problemáticas. Su propósito es reflexionar sobre la asociación entre lo espacial y lo social, partiendo del impacto de las formas de producción no estatal y las regulaciones jurídicas y prácticas sociales que reformulan el uso del espacio urbano.


Hábitat toma el pulso a fenómenos que han adquirido auge con la legalización de las operaciones de compraventa de viviendas (2011) y del trabajo por cuentapropia (2013), cuyas directrices estratégicas responden a un lento proceso de actualización recogido en los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución (2011). Al mismo tiempo, se enfoca en prácticas cotidianas matizadas por un componente espiritual, afectivo y experiencial que se da puertas adentro de nuestras casas. Vale destacar, en este sentido, la construcción social del espacio doméstico y la expansión creciente de costumbres que evidencian la ruralización de la ciudad.
La misma se articula alrededor de dos conceptos fundamentales: el de hábitat, que le da título, y el de sociología urbana. El primero se emplea en el ámbito urbanístico para abordar la relación entre los hombres y el macroentorno físico y social en que se insertan y desarrollan su actividad. Derivado de la noción ecológica de hábitat, el término también se utiliza para aludir a las características del ambiente y acondicionamiento del espacio interior de un edificio residencial o de trabajo.
La sociología urbana, transversal a otros campos de la sociología (familia, trabajo, educación, etc.), se centra en los procesos sociales inscritos en un espacio determinado. Su objetivo es estudiar los elementos que estructuran de manera específica las relaciones entre actores, instituciones y grupos sociales que constituyen a la ciudad como entorno. Se detiene en los procesos que hacen de la imbricación de lo social con lo espacial la condición y el eje de sus análisis.
La ciudad construida y su entramado social constituyen al día de hoy uno de los focos de atención para aquellos artistas cuya obra se inclina hacia lo relacional y lo sociológico. Igualmente, los urbanistas, arquitectos y todo tipo de profesionales vinculados al mundo de las ciencias sociales están en este mismo momento muy preocupados por los muchos riegos que la acechan y sus consecuencias. No están claras las reglas de juego. Este proyecto tampoco intenta aclararlas. Ni tan siquiera manifestar la total dimensión de las inquietudes. Su intención es señalar procesos colectivos en devenir que modelan el hábitat humano, el macroespacio en que nos desenvolvemos, las ciudades en tanto producto histórico edificado.







